diciembre 18 2018
Situación de la migración en Nicaragua

Migración: un sueño por realizar o un peligro por descubrir

Por Karen González*

Se ha establecido el 18 de diciembre de cada año como el Día Internacional del Migrante. Se trata de un día que nos recuerda la búsqueda de sueños e ideales, de descubrir otras formas de ver el mundo, nos recuerda la libertad de los seres humanos y lo valioso que es poder ir y venir, nos da la idea de mejoría de vida, de realización de sueños y de cumplimiento de metas.

Sin duda alguna la Migración tiene muchas caras y realidades que van desde la búsqueda de un sueño, hasta la migración forzada. En cualquier caso, emprender una travesía lejos del país que le vio nacer requiere mucho valor, pues el que se va deja una historia de vida, lazos afectivos y sus raíces, mismas que le recordarán una y otra vez que hay un lugar en este mundo que le aguarda.

En la actualidad existen posiciones encontradas sobre la migración. Mientras los defensores de derechos humanos amparados en la Declaración Universal de los DD. HH. y la Convención Americana afirman que ambos instrumentos han fijado el derecho al libre tránsito (derecho de ir y venir en un mundo que es de todas y todos). Otros contradicen indicando que la migración no es un derecho humano, porque si lo fuera tendríamos que suprimir las fronteras.

Y es aquí donde radica una de las grandes complejidades de la situación: qué motiva a una persona a migrar, qué la impulsa. Las causas principales están vinculadas con las políticas públicas de cada país, las cuales no alcanzan a satisfacer los ideales de vida de los ciudadanos porque generalmente beneficia a un grupo y mantiene excluidas a las grandes mayorías.

Migrar se convierte en un problema cuando se hace sin observar los trámites establecidos en cada país, tanto del lugar de destino como del lugar de origen. Este aspecto es muy importante porque de alguna forma, migrar de la forma establecida brinda mayor seguridad a la persona que decide hacerlo, para no verse expuesto a riesgos tan graves como la trata de personas que es conocida como la esclavitud moderna, las violaciones de todo tipo e incluso la pérdida de la vida.

Y qué pasa con las hijas e hijos de los migrantes si son niñas, niños y adolescentes, aquí hay un tema de especial cuidado, puesto que esta situación causa una repercusión emocional en cada vida, al verse el lazo afectivo roto por la distancia.

¿Será que quienes que quedan a cargo de los hijos e hijas de las personas migrantes, están preparadas para asumir el rol de cuidadores? Muchos de estos nuevos cuidadores tienen su propia familia, entonces: ¿Cuál es el lugar que ocupan estos niños, niñas y adolescentes en la nueva familia? ¿Cómo ayudar a que estén protegidos? y ¿Cómo restaurar los lazos afectivos de todos los involucrados?

Ahora bien, si las niñas, niños y adolescentes migran junto a sus padres, con otros familiares o en el más terrible de los casos migran solos: ¿Qué medidas tomaron sus cuidadores para garantizar su protección? ¿Prepararon a los niños para el viaje? ¿Les informaron cómo sería? ¿Qué deberían hacer en caso de que a ellos les pasara algo? ¿A quién acudir? Lo cierto es que la migración no es cien por ciento segura para nadie y, mucho menos es segura para niñas, niños y adolescentes aun viajando con sus propios padres.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ha reportado en su informe de junio de 2018 que durante el último año 68.5 millones de personas han sido desplazadas de su territorio, calculando que una persona es desplazada cada dos segundos.

Ante este escenario, World Vision Nicaragua acompaña a las familias de las zonas rurales del país, para prevenir la violencia dentro del hogar, ante cualquier circunstancia que pueda representar impacto en el proyecto de vida de niñas, niños y adolescentes.

La migración es una circunstancia impresionante cuando los padres se ven forzados a migrar o cuando los niños tienen que separarse de su lugar de origen, dejando atrás sus costumbres, su forma de vida y sus lazos afectivos. Es obligación de las madres y padres mantenerles informados sobre dónde acudir, cómo solicitar ayuda o bien fortaleciendo en las familias cuidadoras, modelos de crianza basados en la ternura, que sin duda, contribuirán a disminuir el impacto de la violencia que este fenómeno pueda generar.

Al hablar de migración se debe tener claro que para hacerle frente, es vital sumar sinergias y voluntades que permitan llegar a más. Esto ayudará a mitigar el impacto y deterioro de las relaciones afectivas cuando las familias se separen y se podrá asumir un rol más activo en la protección de niñas, niños y adolescentes migrantes, ya sea que salgan de nuestro país o bien estén de tránsito.

Recordemos que todas y todos debemos proteger a la niñez, es por eso que el lema de nuestra campaña “Necesitamos a todo el mundo para eliminar la violencia contra la niñez” hace una invitación para que juntos construyamos una sociedad más justa e inclusiva.

En este Día Internacional del Migrante te invitamos a sumarte, alzar tu voz, ser guardián de la protección de niñas, niños y adolescentes, porque el momento de actuar es ahora.

* La autora es Coordinadora Técnica de Protección de World Vision Nicaragua.

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