Los jardines de la escuela José Benito Escobar transmiten alegría a toda la comunidad educativa, a los padres de familia y a uno que otro visitante. A lo lejos se escucha la melodía inconfundible del carrito de raspados. Son las 11:30 de la mañana, los estudiantes de los primeros grados de primaria han terminado una jornada más de clase. Las aulas vacías se preparan para recibir a las y los niños del turno vespertino.

En Estelí, departamento al norte de Nicaragua, se ubica la Escuela José Benito Escobar, la cual, desde hace cuatro meses no contaba con agua potable ni con las condiciones de higiene apropiadas para albergar a las niñas y niños de preescolar y primaria.

Sheilyng, es una niña de 11 años, chaparrita – quizás de un metro – cabello grueso, voz muy dulce y de ojos café oscuro – protegidos por lentes -. La elocuencia con la que se expresa sus ideas demuestra que es una estudiante brillante.

“Hace unos tres meses vino World Vision y nos ayudó a restructurar los bebederos y servicios higiénicos que teníamos. Ahora podemos lavarnos las manos con agua y jabón antes de comer”, expresa.

La escasez de agua en la escuela minimizaba los esfuerzos de los estudiantes por mantener una excelente salud e higiene.

“Antes, cuando no teníamos agua en la escuela traíamos una o dos botellas de agua de nuestra casa. Eran necesarias porque solo así podíamos beber agua y lavarnos las manos. Ahora me siento bien y alegre porque nuestra higiene mejora cada día gracias a que World Vision nos dio las condiciones para contar con agua potable.”, comenta muy contenta.

“Las muchachas dejaban la tapa para arriba y tan pronto entraba veía la suciedad”

Aunque a Sheilying no le gusta ir a los servicios higiénicos ajenos a los de su hogar, ahora sabe que en las ocasiones que recurra a los sanitarios de su escuela los encontrará limpios y muy aseados.

“Antes no me gustaba ir a los baños de la escuela. Las muchachas dejaban la tapa para arriba y tan pronto entraba veía la suciedad. Ahora no, ahora sé que cuando vaya van a estar limpios porque tenemos agua”.

Cuando Sheilyng tenía su periodo prefería quedarse en casa, aunque eso significara perder clases. No se sentía cómoda yendo al baño para cambiarse su toalla ni mucho menos contaba con las condiciones para lavarse las manos luego.

“En esos días sufría porque no me gusta perder clase y tenía que hacerlo. No podía venir porque en la escuela no había agua para lavar el inodoro ni para lavarme las manos. Las veces en las que definitivamente no podía faltar por exámenes o alguna otra prueba pasaba las cinco horas de clase con la misma toalla. Me la cambiaba hasta que llegaba a mi casa. Ahora todo es distinto, hasta me puedo cambiar tres veces porque tenemos agua y hasta jabón para lavarnos las manos”, comenta con cierta picardía.

Desde que el Programa Agua Segura, implementado por World Vision en Nicaragua, llegó a la escuela José Benito Juárez, sus seis inodoros cuentan con las condiciones adecuadas para que las niñas y niños vayan a hacer sus necesidades e implementar las pautas de higienes correctas para cuidar de su salud personal.

“Estoy muy agradecida con World Vision por habilitarnos las condiciones de higiene en la escuela. Gracias a ellos, ahora nuestros baños y los salones de clase están bien pintaditos, cambiaron todos los inodoros y hay más separación entre los baños de hombres y mujeres para asegurar la privacidad. Los bebederos ahora cumplen su función, cada vez que abro el grifo estoy segura que va a salir agua, ya sea para beber o para lavarme las manos”, asegura con gran convicción.

En Estelí, departamento al norte de Nicaragua, se ubica la Escuela José Benito Escobar, la cual, hace cuatro meses no contaba con agua potable ni con las condiciones de higiene apropiadas para albergar a las niñas y niños de preescolar y primaria. Gracias al Programa Agua Segura todo esto cambió.