En Bilwi, una de las zonas más afectadas en Nicaragua por el reciente impacto de dos poderosos huracanes, hay un albergue que hace honor a su nombre. En medio del azote de las lluvias y los vientos, 20 niñas, un niño y dos adultos nunca dejaron de tener esperanza; para superar el poder de la naturaleza, proteger sus vidas, y ahora, sobreponerse de la destrucción causada.
El Albergue La Esperanza es un centro que coordina la Asociación Movimiento de Mujeres “Nidia White”, una organización socia de World Vision Nicaragua. En este lugar se atiende y da refugio a niñas y mujeres víctimas de violencia. Con el paso destructor de Iota y Eta, las residentes del lugar lamentan haber perdido muchas de sus pertenencias.
“El huracán Iota impactó bastante. Hubo inundaciones en el albergue y tuvimos que resguardar a las niñas en una de las aulas que está en una área más alta. La mano de Dios estuvo ahí, con ellas. Es inexplicable entender cómo todo el patio del albergue se inundó y que no llegó a las aulas donde las teníamos resguardadas”, cuenta Shira Miguel Downs, directora de “Nidia White”.
Fue la noche del 16 de noviembre cuando Iota de categoría 5 impactó muy cerca de Bilwi. Su paso destruyó parte del muro perimetral que protege al albergue. “Lastimosamente, nuestro muro que tanto nos costó por años, una buena parte se desbarató. Para nosotros, este muro de contención es súper importante por el riesgo de las niñas que tenemos albergadas”, explica Shira.
“Se cayó una parte del muro y perdimos prácticamente todos los árboles. Con el Huracán Eta (de categoría 4) perdimos 26 árboles, entre frutales y otros que estaban ahí para dar sombra”, añade la líder costeña, quien demuestra cuán valiosos son todos los recursos con los que cuentan.
En el albergue, Iota dejó daños en el sistema eléctrico, en la tubería de un pozo con el que se abastecen de agua y una parte del techo sufrió afectaciones. Los colchones se mojaron, las refrigeradoras y las cocinas también. “Vamos a esperar que venga la energía para poder probarlos y saber si se pueden salvar los electrodomésticos”, dice Shira.
Otra pérdida valiosa ha sido la destrucción del área de juego, un espacio esencial porque en su mayoría quienes ingresan al albergue “La Esperanza” son niñas y niños “y esta área es fundamental para ellos. Es necesario tener que reconstruirlo”.
A corto plazo en el albergue necesitan alimentos, medicamentos, zinc y clavos para reconstruir. También requieren que se reactive la electricidad, que se restaure el sistema de agua, su almacenamiento para agua potable, y por supuesto, el muro perimetral que les brinda seguridad.
Recuperación emocional
“Una de las necesidades a largo plazo tiene que ver con la recuperación emocional de las niñas, porque son niñas que han vivido episodios de vida bien fuertes por su condición de abuso y ahora confrontar dos huracanes seguidos obviamente eso genera también afectación a nivel emocional y de su salud mental”, explica Shira.
“Es necesario reforzar la parte de la atención psicológica. En el albergue nosotros contamos con una psicóloga y nos apoyan voluntarios de la universidad URACCAN, pero sí es necesario fortalecer para dar un proceso más continuo de recuperación psicoemocional y social dentro de los distintos procesos con los cuales nos vamos encontrando”, añade.
Ante la emergencia, “Nidia White” no solo piensa en las residentes del albergue, también en las otras niñas que han atendido y que están en necesidad por el paso de Iota y Eta. “Tenemos 90 niñas sobrevivientes de violencia a las que estamos dando seguimiento a nivel externo y que sufrieron fuertes daños en sus viviendas y tienen afectaciones. Ya eran niñas en condición de pobreza y vulnerabilidad, ahora Eta e Iota vinieron a reforzar sus condiciones de vulnerabilidad”.
La organización costeña da seguimiento además a su equipo en Siuna, un municipio del llamado Triángulo Minero, que fue también golpeado por los ciclones. En ese lugar, su oficina sufrió afectaciones, reportan.
Ante tanta desgracia, la esperanza se mantiene intacta. “La necesidad es grande y nosotros apelamos a la solidaridad de mucha gente, de muchas manos y creemos que Dios nos ha mantenido fuertes y todo ese miedo que logramos sentir nos va a servir para convertirlo en fortaleza y ánimo para seguir luchando”, sentencia Shira.
Puede colaborar con “Nidia White” y con las niñas del albergue La Esperanza haciendo aportes a la campaña de recaudación de World Vision para las familias damnificadas por los huracanes.