¿Podés identificar cambios en el comportamiento de tus hijas e hijos? ¿Sabés qué significan? Es importante aprovechar estos momentos de mayor interacción familiar para evaluar el comportamiento de nuestras niñas, niños y adolescentes. Si notamos variación en sus hábitos, actitudes y/o reacciones es probable que algo les esté incomodando, estresando o incluso, violentando.
António Guterres, Secretario General de la ONU recientemente hizo un llamado a todos los países que han declarado cuarentena por el COVID-19 para tomar medidas contra la violencia intrafamiliar. “La violencia no se limita al campo de batalla. Para muchas mujeres y niñas, la amenaza es mayor precisamente allí donde deberían estar más seguras: sus propios hogares. Los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el COVID-19, pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas. En las últimas semanas, con el aumento de las presiones económicas y sociales y del miedo, hemos visto un estremecedor repunte global de la violencia doméstica”.
Bajo el compromiso de World Vision de proteger a la niñez y adolescencia, les compartimos la siguiente entrevista con Haydeé Calderón, psicóloga, especialista de acompañamiento psicosocial y psicoemocional de World Vision Nicaragua; en la cual, abordamos los diversos cambios que manifiestan las niñas, niños y adolescentes cuando están sufriendo algún tipo de violencia y cómo los padres, madres y/o cuidadores pueden abordarlos.
¿Bajo qué circunstancias las niñas, niños y adolescentes manifiestan cambios significativos en sus hábitos y comportamientos?
Las niñas, niños y adolescentes pueden manifestar ciertos cambios en su comportamiento, pero, no siempre corresponde a situaciones de violencia. Los cambios en sus formas de relaciones interpersonales, variación significativa en rendimiento escolar, en sus hábitos de sueño y alimenticios, suelen ser indicadores que están viviendo alguna situación que les genera estrés, ya sea en casa o en la escuela.
¿Cuáles son los cambios que deberían despertar mayor alarma en los padres, madres y/o cuidadores?
Es importante tener en cuenta que, ante una situación de abuso, difícilmente se identificará un solo indicador, por lo que hay que estar atentos y observar el comportamiento de nuestros hijas e hijos, a través de ellos nos pueden manifestar que algo está pasando.
Entre los cambios bruscos y significativos en las niñas, niños y adolescentes que más deberían alertar a sus padres o cuidadores, podemos mencionar:
- Si es social y de repente se vuelve retraído.
- Si está tranquilo y de pronto estalla en llanto o rabietas.
- Si había dejado de mojar la cama y ahora se orina de nuevo.
- Si manifiesta rechazo a una persona o a algún lugar en particular.
- Si ha alterado por completo sus hábitos alimenticios (come muy poco o come demasiado).
- Si se notan cambios en el horario de sueño (problemas para conciliar el sueño, se despierta con frecuencia o con miedo, si dormía solo/a e insistentemente quiere dormir con sus padres; dormir demasiado, etcétera).
¿De qué forma se puede abordar a la niña, niño o adolescente para que cuente lo que está pasando?
Si no ha contado nada puede ser porque no se siente seguro, está bajo amenaza o tiene miedo a la reacción de sus padres o cuidadores, así que, lo ideal es:
Primero, crear un ambiente de confianza. Se puede recurrir al juego, a una salida, etc. y entablar una conversación general sobre algo.
Segundo, una vez que se reconozca que la niña, niño o adolescente está más a gusto, hacer preguntas directas, pero de forma calmada, como:
- ¿Cómo te has sentido últimamente?
- ¿Cómo te sentís yendo a x lado? (si se reconoce que tiene rechazo a algún lugar)
- ¿Alguien te ha tratado de forma grosera? (Si se reconoce que tiene rechazo a una persona)
- ¿Alguien te ha hecho algún daño?
- ¿Has pasado por algo que te ponga triste o te asuste?
- ¿Alguien te ha abrazado o dado un beso de forma que te haya incomodado?
- ¿Alguien ha tocado alguna parte de tu cuerpo de una forma que te hizo sentir incómodo/a?
- ¿Alguien te ha dicho que si me contás, algo malo va a pasar?
- ¿Quién ha sido esa persona?
El tipo de preguntas variará en dependencia de la situación que se sospeche, pero sí es importante preguntar al niño o la niña directamente sobre aquello que creemos que le puede estar sucediendo.
Tercero, observar la reacción ante lo que preguntamos. A veces, por temor o culpa o vergüenza las niñas y niños no nos dicen lo que está pasando, aunque preguntemos directamente, pero, su lenguaje corporal sí puede comunicarnos algo (por ejemplo, si baja la cabeza, se queda callado y es incapaz de sostener la mirada).
Si decide no hablar, es mejor no obligarlo y repetir el ejercicio otro día e ir creando poco a poco un ambiente seguro y de confianza para que él o ella pueda contarnos lo que le aflige o preocupa.
Cuarto, debemos escuchar con calma lo que vaya a contar, por difícil que sea, y tratar de no perder la compostura para no hacerlo/a sentir amenazado/a o ansioso/a. Es importante también respetar y validar sus emociones y no incitar a que las reprima con frases como “no llorés”, “no exagerés”, etc.
Por el contrario, si expresa cómo se siente, hacerle saber que hay situaciones ante las cuales es normal sentirnos tristes, temerosos o enojados; que está bien sentirse de esa manera, y recordarles que en nosotros tiene una persona que está para protegerle y evitar que aquello que le hace sentir mal, continúe pasando.
Quinto, creer el testimonio que las niñas, niños y adolescentes compartan. Cuando están sufriendo violencia, usualmente, cuentan lo que pasa cuando sienten que están protegidos, así que difícilmente mentirán al respecto.
Sexto, recordarles que nada de lo que haya pasado es su culpa y, por ende, no hay razón para sentirse avergonzados o culpables. Hay que asegurarles que van a ser protegidos y cuidados.
Si es un caso de violencia escolar, los padres, madres y/o tutores deben acudir al centro de estudio para reportar el caso y exigir que se tomen medidas pertinentes para la protección de la niña, niño o adolescente.
Si es un caso que necesite un proceso legal, se debe denunciar el abuso en oficinas de la Policía Nacional (118) y/o el Ministerio de la Familia (133).
Séptimo, se debe asegurar atención psicoemocional para la recuperación de la niña, niño y/o adolescente. Ante una situación de violencia de cualquier tipo, especialmente si ha sido algo sostenido en el tiempo, es muy probable que haya señales de trauma que afecten su bienestar y desarrollo general.
¿Existen manifestaciones propias que las niñas, niños y adolescentes pueden expresar por cada tipo de violencia?
Cada tipo de violencia repercute de maneras muy propias en las niñas, niños y adolescentes. A su vez, es importante reconocer que un tipo de abuso no viene aislado. Es decir, el abuso físico viene de la mano con el abuso emocional; el abuso sexual está acompañado del abuso físico y emocional.
Por ello, es importante estar al tanto de todas las señales que pueden ser indicadores de abuso, tales como:
Abuso físico | Abuso sexual | Abuso emocional |
• Heridas sin explicaciones. • Comportamiento antisocial. • Pesadillas y mojar la cama. • Sumisión o agresión extrema. • Miedo de una persona en particular. • Huye de casa con frecuencia. • Problemas en la escuela. • Sufre de acoso o es acosador escolar. • Cambios de conducta antes o después de la escuela. | • Porta varias capas de ropa. • Niños mayores se aíslan y se hieren. • Picazón, ardor o enrojecimiento alrededor del área genital. • Cambios bruscos del apetito. • Miedo a una persona en particular. • Denuncia el abuso sexual. • Tiene dificultad al caminar o sentarse. • Imita actividades sexuales con otros niños o niñas; generalmente, con menores o más vulnerables. | • Baja autoestima. • Comportamientos para atraer la atención. • Desorden repentino del habla. • Dificultades de socialización y conducta. • Apatía. • Depresión. • Hostilidad o estrés. • Falta de concentración. • Desórdenes alimenticios. • Miedo de cometer un error. |
Es hora de recapitular:
Para saber el porqué del cambio de comportamiento de sus hijas e hijos debe:
- Generar un ambiente de confianza para iniciar la conversación.
- Preguntar directa e indirectamente el origen de sus cambios.
- Validar sus emociones y sentimientos.
- Recordarles que no son responsables de los actos de los adultos.
- Creerles.
- Denunciar el caso a las instancias correspondientes.
- Procurarles atención psicológica para la recuperación del trauma.
Ahora que le compartimos estas señales de alerta, le invitamos a que esté pendiente de los cambios en el comportamientos y hábitos de sus hijas e hijos.
Desde World Vision Nicaragua nos comprometemos con el bienestar integral de la niñez y hacemos un llamado a las familias para que sean el lugar más seguro para las niñas, niños y adolescentes. Para saber más sobre nuestros programa Niñez Libre de Violencia puede visitar nuestra página web.
Necesitamos a las familias para eliminar la violencia contra la niñez