Soy Juan, tengo 11 años y estoy cursando sexto grado de primaria. Mi escuela está en una de las comunidades más calientes de León. En verano el camino parece un desierto y la temperatura llega los 36° centígrados, lo suficiente para dar fatiga, calambres por calor e incluso, insolación.
En mi escuela hay más de 150 estudiantes y todos debemos caminar o andar en bicicleta de 15 a 20 minutos para llegar a clases. Llegábamos cansados y con mucha sed; lo peor, es que ni siquiera teníamos bebederos y teníamos que beber agua de un pozo poco aseado.
Y además tampoco teníamos las condiciones para lavarnos las manos después de usar las letrinas –que también estaban dañadas– o antes de comer. Todo lo hacíamos con el agua del pozo.
Pero, desde el inicio del año pasado (2018) el proyecto Niños Leyendo y Nutridos (CREAN), junto con el programa Agua Segura de World Vision Nicaragua rehabilitó el pozo de mi escuela, construyó bebederos que nos aseguran el consumo de agua limpia y nos hicieron letrinas; también un lavandero que ayudará en la limpieza de los utensilios de cocina usados para nuestro desayuno.
Ya no regreso a mi casa con dolor de estómago por beber el agua que había en la escuela, ahora me siento seguro de que estoy tomando agua limpia. También me siento muy contento porque mis compañeras de clase tienen la libertad de ir a las letrinas sin miedo ni asco.
El proyecto CREAN es ejecutado por World Vision Nicaragua con fondos de la Oficina de Agricultura de Estados Unidos – USDA y ha dotado con desayunos nutritivos a más de 60,000 niñas y niños de León y Estelí; así mismo ha contribuido a promover hábitos educativos entre los maestros y los estudiantes para prevenir enfermedades relacionadas con el consumo de agua no segura, la falta de instalaciones sanitarias y la reducción de infecciones parasitarias.