El mundo está siendo estremecido por múltiples desastres, naturales o causados por la mano del hombre, simultáneamente. Las cada vez más frecuentes e intensas emergencias desafían la capacidad de respuesta de los gobiernos y las organizaciones humanitarias. Frente a esa realidad, la colaboración y la solidaridad son críticas para ayudar a los más vulnerables, advierte la organización humanitaria, World Vision.
En la víspera de la conmemoración del Día Internacional de la Ayuda Humanitaria, el mundo se enfrenta a inundaciones y los efectos de un devastador terremoto de Haití [PDF], dantescos incendios forestales en Norteamérica y Europa y movimientos migratorios, que solo en nuestra región, afectan a más de 7 millones de personas, desde Venezuela y Centroamérica, solo por citar algunos.
“Este no es un día para darnos una palmada en la espalda, es una oportunidad para reflexionar sobre cómo daremos respuesta a poblaciones cada vez más expuestas a riesgos, especialmente a los niños y niñas, a comprometernos con la prevención, gestión y mitigación de riesgos y a hacer de la colaboración y la solidaridad las formas más efectivas para auxiliar a las personas necesitadas”, afirmó Joao Diniz, Líder Regional de World Vision en Latinoamérica y el Caribe.
“Como organización humanitaria, nos basamos en las proyecciones de la ciencia y en la construcción de alianzas para estimar escenarios y mejorar nuestra capacidad de respuesta”, añadió. Solo en el 2018, World Vision asistió a 13,4 millones de personas, en 56 países, en el marco de emergencias. En lo que va de la declaración de la pandemia, en Latinoamérica, ya ha alcanzado a más de 11 millones de personas de las cuales, la mitad son niñas y niños.
La persistente desigualdad social, así como los elevados niveles de riesgo frente al cambio climático hacen de Latinoamérica una de las regiones de mayor riesgo. Se estima que 26,5 millones de niños y niñas habitan en zonas propensas a inundaciones, o sequías, ocasionadas por el cambio climático poniendo en riesgo su acceso alimentos, sus viviendas y medios de vida para las familias.
“Producto de esa realidad, veremos desplazamientos de poblaciones más frecuentes y más grandes en el futuro. Desatender esta amenaza, es comprometer la sostenibilidad social, económica y ambiental de nuestros países. En el centro de estos riesgos está la niñez, y por ello llamamos a que las respuestas que se diseñen a futuro consideren la protección y atención de la niñez”, dijo Diniz.
La administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronosticó que la actual será una temporada de huracanes atípica con al menos 16 fenómenos, de los cuales 7 serían huracanes. En este momento, tres sistemas se movilizan sobre las aguas del Atlántico, al mismo tiempo. La tormenta tropical Grace, que se enfila ahora hacia las costas de México, descargó fuertes lluvias sobre la devastada Haití durante el lunes y martes de esta semana.
“Los recursos individuales de ninguna organización, ni de ningún gobierno, serán suficientes para enfrentar los efectos de las cada vez más frecuentes e intensas emergencias en sus territorios, de tal manera que debemos acudir a la colaboración para prevenir riesgos, gestionarlos y mitigarlos eficientemente”, dijo Diniz.
“Tenemos el reto de atender poblaciones cada vez más precarizadas y vulnerables debido a los efectos de la pandemia”, agregó. Por eso debemos unir esfuerzos para ser más efectivos, concluyó.